“En el único momento que capaz sentimos que se nos podía escapar fue contra River. No por nosotros, sino porque fue un partido medio raro con el arbitraje y se nos torció un poco el plan, más en los penales. Pero, así y todo, seguíamos confiando en que se nos podía dar. Sí sentía que nos estaban queriendo quitar algo, pero pudimos sacarlo adelante. Esta vez, el fútbol fue justo y pasamos nosotros”. De esta manera, se expresa Augusto Diego Lotti, delantero experimentado y una de las principales figuras del Platense campeón del Torneo Apertura.
Los días pasan, pero todavía se mantienen los festejos por la obtención del primer título del Calamar de su historia en la Primera División. Pero entre tantas alegrías, surgió la llamativa decisión de los entrenadores Favio Orsi-Sergio Gómez de dejar sus cargos. “La verdad que fue raro, porque no lo esperábamos. Particularmente a veces uno escucha y sabe de ciertas internas y de roces que hay en todos los equipos, entre la dirigencia, los técnicos y los jugadores, cosas que pasan, pero no pude hablar con ellos, y menos iba a pensar que se iban a ir tan pronto”, relata el futbolista de Platense que marcó dos goles en 36 partidos disputados con el conjunto de Vicente López.
La historia de Lotti “es media loca” como supo definirla el propio futbolista en pocas palabras. Desde que se encontraba en el vientre materno, tuvo una conexión con el fútbol, ya que su futura mamá rompió bolsa en una tribuna mientras veía a su marido jugar a la pelota en un club de Salto, de donde es oriundo el delantero calamar. Al romper bolsa, la mujer tuvo que salir rumbo a la clínica mas cercana a la cancha para dar a luz a quién se iba a transformar en un futbolista profesional. “Cuando mi mamá me tuvo, mi viejo literal me recibió cambiado de jugador de fútbol, con los pantalones cortos y los botines puestos. El destino mío con el fútbol estaba escrito”, revela el delantero de 29 años en diálogo con Infobae.
Lotti nació futbolísticamente en el club 12 de Octubre de Olivos. Luego, estuvo en las divisiones inferiores de Boca junto a Franco Cristaldo, Juan Cruz Komar y Nahuel Tenaglia, entre otros. Cuando Coqui Raffo, ex coordinador de las inferiores xeneizes, le dijo que no lo iban a tener más en cuenta, se fue a Racing a tirar paredes con Lautaro Martínez, campeón del Mundo con la selección argentina. Sin poder debutar en Primera, recaló en el FC Wohlen de Suiza en 2015. Posteriormente, volvió a la Academia para salir a préstamo a Unión de Santa Fe, Atlético Tucumán, previamente a pasar a Cruz Azul. Siendo parte del conjunto mexicano, estuvo presente en el histórico debut de Lionel Messi en Inter Miami. El partido entre ambos equipos lo vio enfrentado al capitán de la selección argentina. Y al finalizar el encuentro de la Leagues Cup, se quedó con esa camiseta del 10 para su museo personal.
– ¿Qué tal estuvo ese festejo de tu cumpleaños número 29?
– Bien, en familia. No terminé de festejar el título con Platense, que se me vino el cumpleaños encima (risas).
– ¿Siguen los festejos todavía de la obtención del título?
– Sí, sí. Parece mentira, pero se sigue festejando con la familia, con los amigos, con mucha gente que quiere compartir un momentito y festejar para charlar sobre lo sucedido. La verdad que fue tan impresionante todo lo que se generó.
– ¿Cuál es el primer recuerdo que se te viene a la cabeza de aquella final contra Huracán?
– Yo me lesioné justo en la última jugada, antes de que termine el primer tiempo, me trabé. No pude continuar. Por eso me hice estudios médicos, pero no fue nada grave. Llevará un tiempito de recuperación, pero nada, 15 o 20 días, un mes como mucho. Así que no es nada grave. Y después, en cuanto a los recuerdos, cuando terminó el partido, salí corriendo a festejar. Y si bien en el momento estaba contento, estaba feliz, no terminaba de entender cómo ya éramos campeones. Fue algo muy loco, y no podía caer en el momento. Estaba muy emocionado.
– ¿En quiénes pensaste ni bien el árbitro pitó el final del partido?
– Había ido toda mi familia, menos mi mamá que estaba viviendo afuera. Pensé en ellos, y quería meterme en una tribuna para poder festejar con ellos. Mis 12 hermanos, mi papá, mi representante, mi mejor amigo y mi mejor amiga. Era como 10 o 15. Era una banda hermosa, no faltaba nadie.
– ¿Muchos familiares vinieron desde Salto?
– Los de Salto es muy loco, porque yo nací ahí, pero nunca viví allí, ni con mi familia ni solo. Es una historia media loca, porque mi viejo jugaba en un equipo en Salto. Él vivía en Buenos Aires, pero iba a jugar a Salto en ese momento. Y justo se dio la casualidad de que en medio de un partido, mi mamá que lo había ido a acompañar rompió bolsa en la tribuna y se tuvo que ir en medio del encuentro al hospital, mientras mi viejo estaba jugando al fútbol.
– ¿Es decir, por este motivo naciste en Salto?
– Sí, claro. Nací en Salto porque mi papá jugaba en un club de esa ciudad y mi mamá rompió bolsa un día que lo fue a ver y tuvo que salir corriendo para la clínica más cercana para tenerme. No me acuerdo muy bien la cancha. La cuestión es que mi viejo estaba jugando y yo tenía fecha para nacer más adelante. Mi mamá lo acompañó a verlo jugar, como un domingo más. En la mañana antes del partido, ella se sentía mal y se quedó en el hotel. Pero luego lo acompañó y estuvo ahí el trabajo de parto. En el momento en el que mi viejo estaba jugando, tuvieron que llegar medio de urgencia al hospital. Y en el transcurso del partido, le avisaron a mi papá lo que estaba sucediendo. Es más, lo sacaron del partido y fue derecho a la clínica, donde nací. Cuando mi mamá me tuvo, mi viejo literal me recibió cambiado de jugador de fútbol, con los pantalones cortos y los botines puestos. Literal. El destino mío con el fútbol estaba escrito.
– ¿De alguna manera, tuviste tu primera conexión con el fútbol, con la pelota desde tu primer día de nacimiento?
– Fue lo primero que vi, un jugador de fútbol y sentí cuando me alzó mi viejo con la camiseta de fútbol puesta. Así que creo que estaba un poco el destino marcado.
– ¿Dónde te formaste como futbolista?
– Bueno, arranqué obviamente jugando en el baby. Después, en el club 12 de Octubre en Olivos. Luego, me fui a probar Boca a los 8 años y quedé. Estuve hasta la edad de séptima, bastantes años, y en un momento me dejaron libre. Ahí me fui a probar a Racing Club con edad de Sexta División.
– ¿En Boca compartiste vestuario con alguno que llegó a Primera?
– Sí, sí. En mi categoría, en la 96, hubo varios chicos que llegaron como Franco Cristaldo, Tomás Pochettino, Leo Suárez, Juan Cruz Komar, Nahuel Tenaglia. Fue una categoría que sacó bastante jugadores.
– ¿Por qué te dejaron libre? ¿Te dieron algún motivo?
– No, en ese momento el coordinador era Coqui Raffo. Me dijo que sentía que los chicos con los que competía en el puesto de delantero estaban mejor que yo, y que era mejor que me den el pase libre porque no me iban a tener en cuenta. Ahora, con el paso del tiempo, le agradezco esa decisión, porque sé que es difícil también debutar en Boca. Pero bueno, después el tiempo me dio la razón, porque ninguno de esos delanteros que competían conmigo en esa categoría llegó a Primera. Agradezco que haya pasado y por algo pasó.
– ¿Después te fuiste a probar a Racing?
– Sí, me tocó estar en Racing, donde se dio todo bastante rápido. Cuando llego con edad de Sexta, a los seis meses me habían subido a Primera y estaba jugando en Reserva. Ahí, me tocó tener muchos compañeros que han llegado a jugar en Primera. El más destacado es Lautaro Martínez, hoy campeón del mundo.
– ¿Se vislumbraba un delantero que la iba a romper en Europa y en la selección argentina?
– Mira, cuando él llegó a Racing, yo había llegado un año antes y ya se rumoreaba que iba a venir un chico de Bahía Blanca, que jugaba de 9 y que lo hacía muy bien. Ya se hablaba antes de que llegue. Cuando llegó, la verdad que no paró de hacer goles. En la categoría hacía mucha diferencia. Cuando subió a Reserva, también. Obviamente, se fue perfeccionando, pero ya se veía que iba a ser un gran jugador. La verdad es que era difícil imaginar que iba a salir campeón del mundo y que iba a hacer la carrera que hasta acá hizo. Pero sí, era un jugador diferente.
– ¿Estabas un escalón por debajo de él en cuánto a la consideración del director técnico?
– Obviamente que cuando Lautaro llegó, yo ya estaba asentado en Reserva. Entonces, de entrada jugaba yo. Después, nos tocó jugar juntos y me superó. Era cuestión de tiempo. Pero bueno, me tocó compartir mucho tiempo con él. El crecimiento que tuvo fue una locura, muy fuerte y no paró nunca de crecer. Se convirtió en el jugador que es.
– Luego, te ceden a préstamo a Suiza, ¿no?
– Sí, fue muy loco. Yo me voy a préstamo a Suiza sin debutar en Primera. O sea, si bien yo estuve en el plantel, justo me suben cuando asume Diego Cocca como entrenador de Racing que termina siendo campeón en el 2014. No me tocó concentrar ni jugar un partido. Entonces, no me sentía como parte del grupo. Era muy chico y no jugaba. En ese momento, quería salir a préstamo y vino esa oportunidad mediante mi representante, Cristian Giménez, de irme a Suiza con 18 años, donde debuté en Primera.
– ¿Te costó adaptarte a un país completamente distinto al nuestro?
– Es muy diferente Suiza. En todo, en las costumbres, en el idioma, en el clima, en todo. Cuando llegué, me costó un poco pero no tanto, porque fui de muy chico. Yo sentía que estaba en Disney por eso no me costó tanto. Además, estuve dos años y la verdad que fueron muy lindos. No siento que me haya costado demasiado la adaptación.
– ¿Luego, regresaste a Racing por pedido del técnico?
– Yo había ido con un préstamo solamente, con opción de volver. No sabía que finalizaba el préstamo, pero bueno volví y me tocó pelearla un poco de nuevo, porque no me tenían en cuenta. Estuve unos meses jugando en Reserva, hasta que me volvieron a subir al plantel de Primera y ahí fue donde termino debutando oficialmente en Racing. En definitiva, terminé jugando un partido solo con Eduardo Coudet como DT.
– ¿Es un entrenador muy particular el Chacho Coudet?
– Sí, un técnico muy efusivo, con mucha personalidad. Siempre fue uno de los mejores técnicos que tuve, aunque me puso un partido solo. Pero me sirvió mucho para aprender muchas cosas: la metodología del entrenamiento, la forma de ver el fútbol, de vivirlo. Me marcó mucho y ese Racing también anduvo muy bien, volaban todos y terminó siendo campeón. Entonces, ya era un grandísimo técnico. Luego, me cedieron a préstamo a Unión de Santa Fe en el 2018, año que tuve un poco más de oportunidades, aunque en los primeros seis meses no jugué un solo partido. Ahí me costó.
– ¿Por qué?
– Fue el momento que más me costó, porque yo venía a préstamo pensando que iba a jugar y me encontré con que Leonardo Madelón no me tenía en cuenta. Pero a los siguientes seis meses me pude ganar un lugar y terminé jugando todos los partidos, siendo importante en el equipo. Me tocó jugar la Copa Sudamericana, convertir goles y ahí cambió un poco el rumbo de mi carrera. A partir de ese momento, empecé a tener más continuidad y a crear un nombre. Cuando se me termina el préstamo, vuelvo a Racing, estuve entrenando una semana y ahí fue que se dio mi traspaso definitivo a Atlético de Tucumán.
– ¿En un momento de tu vida trabajaste en Uber y pensaste en largar todo?
– En ese momento, fue cuando me tocó volver de Suiza y no me tenían en cuenta en Racing. Era chico, no me sobraba nada y tenía problemas con el contrato en Racing. Entonces, no me estaban pagando. La verdad es que no tenía otra opción y me acuerdo que hice todos los trámites para laburar en el Uber, porque era la salida más sencilla que el contrato. Y ahí otra vez el destino me dio una mano.
– ¿Por qué?
– Me acuerdo que estuve parado un mes y medio, dos meses, esperando las habilitaciones, el registro y todo. El día que me llega la habilitación, me llaman de Racing para decirme que me van a tener en cuenta en la Reserva y pude empezar a jugar de nuevo.
– Lo que fue tu destino, ¿no? El día que naciste y después cómo se te fue dando la vida y las oportunidades.
– Sí, fue muy loco. Siempre pienso en eso. Hubo días que me han marcado mi vida, días de oportunidades. Pero también, he tenido otros momentos. Siento que los momentos a veces nos pasan a todos, pero sí uno no está preparado y no trabaja para poder aprovecharlos, capaz las oportunidades y los momentos pasan. Por más que sea en el momento más difícil, que no se vea la luz al final del túnel, uno tiene que seguir entrenando y poniéndose bien para uno mismo, por si pasa uno de esos días medio locos que el destino te da una mano y puede cambiarte la vida para siempre.
– Con la camiseta de Unión le hiciste dos goles al Boca de Gustavo Alfaro para una victoria histórica del Tatengue…
– Ese día me cambió la vida, porque en los seis meses previos no había jugado ni un segundo. Se dio la casualidad de que el destino me favoreció, porque el día previo a ese partido, el club vendió a Franco Soldano, que era el 9 de Unión y se fue a Grecia. Otro de los chicos se fue a préstamo y contra Boca no había otro delantero, porque ninguno disponible jugaba arriba. Me acuerdo que Madelon puso un juvenil que no jugaba de centrodelantero y a los 20´ del primer tiempo, este chico se lesiona y entro yo. Habían pasado seis meses sin poder jugar y ese día ganamos 2-0, con dos goles míos. Entonces, a partir de ese día, me cambió la vida y pude empezar a tener continuidad. Ese día, Madelón dijo “este es el nueve que quiero”. Y literal, me dijo “ahora quiero que te quedes, que vas a jugar”, me aseguró el entrenador. Luego, estuve cuatro años en Atlético Tucumán y jugué muchísimos partidos, hice muchos goles y eso me llevó a Cruz Azul mexicano, donde me podría haber ido mejor, individualmente y colectivamente, siento que podríamos haber hecho mejor las cosas. Fue un buen pasado también.
– Después llegaste a Platense, donde te consolidaste y fuiste campeón…
– Sí, llegué en septiembre de 2024. El año pasado lamentablemente tuve una lesión en el tobillo que me impidió tener continuidad. No había jugado mucho, solamente un par de partidos. Pude arrancar este año ya de la pretemporada, ganarme un lugar y ser una parte importante del equipo, al salir campeones.
– ¿Qué tenía ese Platense que derribaba a los grandes?
– La gran diferencia la hacíamos en el juego colectivo. Somos un equipo muy duro. Desde el arquero hasta el delantero nos movemos todos en bloque, corremos todos y hacíamos mucho hincapié en que éramos un equipo con mucha hambre de gloria. Un equipo que quería demostrar realmente que iba para adelante, más allá del rival que teníamos. Justo nos cruzamos a tres pesos pesados de visitantes. Al final a Huracán, otro equipo también importante. Un poco, el hecho de cómo jugábamos nos terminó favoreciendo contra los grandes y de visitantes, porque tenemos una forma de jugar más con espacio y de contragolpe. El jugar contra los grandes en su cancha, nos vino bien en ese sentido, sabiendo la dificultad que era enfrentarse a esa calidad de jugadores. Pero estábamos confiados en que podíamos llevar adelante nuestro juego. Pensar en salir campeones era un sueño, algo que no se nos había dado, pero nosotros realmente teníamos la ilusión y sabíamos qué podíamos conseguirlo.
– ¿Creían que por una mano extra les iban a sacar el sueño de ser campeones?
– Sí, la verdad que no me gusta quejarme y hablar mucho de los arbitrajes, nunca digo nada, pero fue muy evidente y lo vio todo el mundo. Hubo una repercusión muy grande, no digo que haya sido a propósito, pero a veces los errores se ven mucho y quedó muy marcado en ese partido
– ¿Tomás dimensión de que quedaron en la historia de Platense?
– Por momentos sí, y por momentos no me doy cuenta. Más que nada lo siento cuando veo a la gente grande que nos dice y nos transmite la emoción de haber sido campeones. Hay gente de 80, 90 años, que decían que querían ver a Platense campeón antes de morirse. Escuchar eso es muy fuerte, y ahí un poco me cae la ficha de decir “bueno, quedamos en la historia del club”.
– Le fueron a llevar la Copa a una señora de 80 años que nunca vio campeón a Platense, ¿cómo nació esa iniciativa?
-Sí. Nos llegó un video de la señora y surgió automáticamente con los chicos. Dijimos bueno, le podamos organizar una visita. Muchos de mis compañeros ya se habían ido de vacaciones, unos estábamos de viaje y otros en otro lado. Yo tampoco pude ir, porque no estaba acá, pero fue el capitán Vázquez y un par de los chicos más. Fue muy emocionante el video, dándole un beso al diario, y poniéndose la mujer así de feliz. Dijimos bueno, tenemos que ir a visitarla.
– Hace unos días, Favio Orsi y Sergio Gómez renunciaron. ¿Cómo lo tomaron?
– La verdad que fue raro, porque no lo esperábamos. Sí, particularmente a veces uno escucha y sabe de ciertas internas y roces que hay en todos los equipos, entre la dirigencia, los técnicos y los jugadores, cosas que pasan, pero no pude hablar con ellos y menos pensar que se iban a ir. Si tomaron esa decisión, será porque así lo sentían. Más allá de ser grandes técnicos, son muy buena gente. Me toca desearles lo mejor a donde vayan. Seguramente lo harán muy bien. Nos tomó a todos por sorpresa.
– ¿La relación con los entrenadores era buena por parte de los jugadores y de los dirigentes?
– Sí, eran muy queridos por todo el grupo. Se había generado una linda conexión entre todas las partes que hizo que esto sea posible.