Pablo Petrecca, intendente de Junín, es uno de los jefes comunales del PRO que rechazó formar parte del acuerdo electoral con La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires. El pasado domingo, compitió en los comicios y encabezó la boleta a senador provincial por el frente Somos Buenos Aires en la Cuarta, y le ganó a LLA: en la categoría Senador, por cinco puntos; en la de concejales, por ocho. Rompió la polarización, aunque en ambas quedó abajo de Fuerza Patria.
Entrevistado por Infobae, criticó a los dirigentes del PRO que negociaron con el acuerdo electoral con el gobierno nacional y analizó la próxima etapa de cara a las elecciones nacionales de octubre.
– Le pido un balance de las elecciones
– Hay que poner un contexto. Esta fue una elección distinta, particular, donde por primera vez se desdobla la elección provincial, no hubo PASO. Y esos son datos bastante importantes para tener en cuenta. Y después, una elección que, por lo menos desde nuestro lugar, como intendentes, celebrábamos en su momento porque podíamos discutir los temas locales. El gobierno nacional decide nacionalizar una elección que no era nacional, decide nacionalizarla en esto de los extremos del kirchnerismo nunca más y del otro lado ponerle un freno a la motosierra. Y en esa nacionalización de extremos, sin duda, el que pierde es el propio Gobierno.
Nosotros, en la Cuarta, estamos recontra conformes con el resultado que obtuvimos. Logramos imponer una agenda por fuera de estos extremos y por fuera de estos discursos de odio y de los aparatos nacionales y provinciales.
– ¿Cómo queda parado el Gobierno para lo que viene en el corto plazo, las elecciones nacionales de octubre?
– Como toda elección, creo que hay una oportunidad para escuchar. El resultado de las urnas es un mensaje que el Gobierno tiene que escuchar con total neutralidad. Y los bonaerenses piden que se terminen los extremos y construyamos soluciones reales. Yo veo una oportunidad del Gobierno para abrir puentes, para escuchar de verdad, para generar diálogo, para entender que los discursos de odio no suman y que gobernar no es imponer, sino sumar, acordar, gestionar. El Gobierno tiene la oportunidad de bajarse de la soberbia, de la indiferencia, y entender que no es con prepotencia ni gritos. Yo creo que hay una oportunidad, pero se va a dar si cambian de actitud. Tiene que reaccionar rápido, los mercados están reaccionando rápidamente.
– ¿A qué tipo de cambio de actitud se refiere?
– Tienen que tender puentes, construir con los gobernadores, construir con los intendentes, que no son todos ratas y casta. Los gobernadores son personas que tienen que dar respuesta a sus provincias, los intendentes tenemos que dar respuesta a nuestros municipios. Y para darte un ejemplo concreto de lo que tiene que ver con la indiferencia: en Junín tenemos una obra que está paralizada desde diciembre del 2023, que nos corta la ciudad al medio, es una obra de un bajo nivel en un paso ferroviario; es un pozo. Eso es una herida que tenemos. Y vengo golpeando puertas hace un año y medio, y no tengo respuestas. Le mandé esta semana un mensaje al jefe de Gabinete, y nada. Eso es indiferencia. Veo algunas pequeñas señales que las considero positivas, aunque están los mismos de siempre, pero bueno, más allá las personas que sean las mismas, me parece que si toman otra actitud, eh, bueno, van a tener resultados distintos.
– ¿Cómo evalúa el desempeño de la alianza LLA-PRO? Usted dio una discusión interna y no se sumó al acuerdo que cerraron Ritondo, Montenegro y Santilli…
– Yo di la discusión interna, pero fui de los que también dijo que era importante ir en alianza con la Libertad Avanza en las elecciones. Pero una alianza en acuerdos de frentes partidarios, dos partidos políticos con sus identidades, con sus creencias, con sus valores. Yo iba por esa línea. Un acuerdo sin dejar de perder nuestra identidad y acompañar al Gobierno como se demostró en el Congreso en el primer tiempo. Pero al Gobierno no le sirve que nuestros dirigentes se pinten de violeta con un buzo y salten contentos de alegría y digan todo el que sí, al presidente le sirven personas que no sean obsecuentes, que le digan la realidad, intendentes que vean que los viejos no pueden comprar los medicamentos y que lo tenemos que bancar desde el municipio. Intendentes que le digan que la decisión de no hacerse cargo de las obras públicas genera malestar en la comunidad. Me parece que el Gobierno tiene que dejarse ayudar. Y el PRO iba a ayudar, pero con la identidad propia. Lamentablemente, algunos dirigentes de nuestro espacio no lo consideran de esa forma y nos hemos desteñido.
– ¿Y qué rol debe tener el PRO ahora?
Yo quiero ser parte de los que reconstruyan el PRO con esta identidad que tengo y que me trajo a la política. Yo empecé en la política viendo al PRO en algo distinto, y hoy eso distinto no está. Yo no cambio de valores ni de opinión, y sigo creyendo lo mismo.
– Pero, ¿tiene margen el PRO para volver a ser competitivo?
– Yo creo que sí. Si vos me decís del PRO, sí. Yo creo que muchos dirigentes no. El PRO como espacio sigue gobernando ciudades, provincias, tiene un montón de dirigentes que quizás no somos tan conocidos, pero que venimos haciendo un montón de transformaciones y soy uno de ellos, pero hay mucho más. Intendentes, legisladores, secretarios, ministros. Hay un esquema de reconstrucción para volver a nuestros orígenes, creo que se puede hacer después de octubre, para que no se mezcle lo electoral. Hay espacio y yo también quiero ser parte de esa transformación.