Al Poder Ejecutivo se le vencieron este martes las facultades delegadas que le habían sido conferidas por el Congreso a través de la sanción de la Ley Bases. Esto implicaba que el Gobierno de Javier Milei tenía a tiro de decreto -es decir, sin pasar por el Congreso- la posibilidad de modificar asuntos nodales en materia administrativa, económica, financiera y energética.
El Gobierno comienza así una nueva etapa de la gestión sin la principal herramienta de desregulación con la que contaba. “El presidente Milei no quiere gobernar con facultades delegadas, pero sí quería tener un plazo de tiempo en el cual impulsar y acelerar su programa de reformas económicas. No vamos a buscar prorrogar como se hacía el kirchnerismo, porque tuvimos un año, teníamos un plan, había que hacer algo y lo hicimos», remarcó el ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, ayer en Casa Rosada.
A lo largo del año de facultades delegadas, el Poder Ejecutivo ejecutó cerca de 101 medidas. Estas constaron de disoluciones, unificaciones, reorganizaciones, modernizaciones, fusiones, actualizaciones, transformaciones, simplificaciones y eliminaciones de organismos; así como de la autorización para privatizar empresas públicas.
El Poder Ejecutivo podrá seguir publicando Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), decretos simples, resoluciones y disposiciones -tal y como lo venía haciendo antes de tener facultades delegadas-, pero no tendrá la salvaguarda administrativa para eludir al Congreso en ciertos temas.
Ahora el Gobierno entra en territorio donde podrá seguir publicando medidas administrativas -como DNU, decretos simples, resoluciones, entre otros-, pero no reformas de magnitudes como las que se podían hacer con las facultades delegadas. Así, dependen de su propia impronta o de lo que puedan llegar a formular a través del Congreso, donde el oficialismo está pasando por su peor momento.
El Senado (donde La Libertad Avanza tiene 6 de 72 bancas, y algunos aliados) es el terreno donde el jueves podrían sesionarse cinco proyectos: dos presentados en el Senado la semana pasada con la firma de los 24 gobernadores: la distribución de los Aportes del Tesoro Nacional y del impuesto a los combustibles líquidos; tres que vienen con media sanción de Diputados: aumentos jubilatorios, la Emergencia en Discapacidad y la moratoria previsional.
Para la primera, el Gobierno sabe que no tiene los votos para frenarla ni en el Senado ni en la Cámara de Diputados. Es por eso que los gobernadores esperan que funcione como mecanismo para poder negociar por estos meses. En las mismas entrañas de la Casa Rosada afirman que no tienen, por ahora, una alternativa tentadora para ofrecerles.
“Hacienda calculó que conceder a lo que ellos quieren implicaría 2 puntos del PIB, no hay chances”, cuentan en el Poder Ejecutivo. Señal de esa falta de acuerdos es que prácticamente ningún gobernador aceptó la invitación que les mandó Presidencia para estar presentes en la vigilia del 9 de julio en Tucumán.
A un año de la firma del Pacto de Mayo, las ínfulas de consenso parecen haberse desvanecido: una parte se explica por el hartazgo en el trato que los funcionarios libertarios han tenido para con los gobernadores, a la vez que hay un componente ineludible que es la cercanía electoral y la rosca por la estrategia en cada distrito. Quienes más alejados están de acordar con LLA en sus distritos son los que más quieren sesionar el jueves.
La oposición en el Senado también cuenta con los votos para impulsar la sanción de los tres proyectos que vinieron de Diputados.
El Presidente las vetará de manera inmediata, aunque esperará a que se pueda garantizar el veto cuando los bloques más alejados al Gobierno insistan en la Cámara Baja. El clima está particularmente espeso y los mismos operadores libertarios lo reconocen. Algunos se aferran a que negociando ausentes o abstenciones deban precisar menor cantidad de votos afirmativos para llegar a los dos tercios de los presentes.
Mientras tanto, el Gobierno todavía tiene pendiente el trámite legislativo del proyecto de ley del “Principio de Inocencia Fiscal”, que eleva los montos de dinero a partir de los cuales una persona puede ser investigada por evasión fiscal, entre otros puntos.
El clima con la oposición y una vulneración al veto presidencial son variables pasibles de generar ruidos en los mercados, algo que el Gobierno no quiere que suceda. “Nosotros tenemos que mantener el Riesgo País estable e incluso a la baja, para no encarecer los rollover de deuda y que no se nos tensione el panorama de las reservas”, analiza una fuente oficial a Infobae.
El dólar comenzó un sendero ligeramente alcista. La semana subió $45 y este lunes trepó $20 hacia los $1280. Los factores que indican los especialistas son diversos, aunque hay un consenso en que los segundos semestres en años electorales suelen potenciarse como escenario donde las carteras se dolarizan en búsqueda de cobertura.
“Cuando baja el dólar es porque lo pisamos a propósito y cuando suba es porque perdimos el rumbo. Es poco serio”, indican en Casa Rosada.
Quien se lamentaba ayer por la tarde por el rendimiento de los activos era el ex asesor económico de Milei en 2023, el director de Research for Traders, Darío Epstein. “¿Esto va a hacer así hasta que terminen las elecciones? Fin de octubre está lejos… Todos los años impares la política nacional retrasa el desarrollo económico», tuiteó, adjuntando una foto con caídas de acciones.
Más que la cuestión financiera, en un despacho libertario preferían enfatizar la importancia de mantener en línea la gestión al interior del Gobierno: “No ayuda que tengamos dos campanas que no acuerden en la estrategia electoral o que estén distanciados. Son conflictos entendibles en el marco de la discusión por las listas, pero no ayuda”. Los aludidos son los sectores referenciados en los Menem y Santiago Caputo.
Ayer hubo una reunión de alto vuelo en la planta baja de la Casa Rosada entre la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei; el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; el vicejefe del Interior, Lisandro Catalán; el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem; y el armador nacional de LLA, Eduardo “Lule” Menem. El asesor presidencial fue invitado, pero declinó. Los motivos se desconocen, pero se lo vio ingresar ayer horas más tarde de ese encuentro.
“De poco importa estar pensando si vamos a tener los números el año que viene, que yo creo que sí. Tenemos que cuidar el avispero durante estos meses porque van a ser durísimos. Si tenemos éxito, nuestras probabilidades para sancionar la reforma tributaria y laboral son mayores. Pero primero tenemos que estar en sintonía nosotros”, agrega.
Semanas atrás, Milei dio un discurso en el Yacht Club de Puerto Madero para una actividad de La Libertad Avanza. En un segmento de su alocución exaltó el nivel de imagen personal y de gestión que ostenta, asegurando que está en condiciones de dar “un tremendo batacazo en septiembre y en octubre”. “Destrozamos el mito de que hacer esto [el ajuste] es impopular. No solo hemos inventado el ajuste expansivo, sino que además hemos inventado el ajuste popular”, agregó el Presidente.
Para los próximos meses, y sin las facultades delegadas ni apoyos sustanciales en el Congreso, el Gobierno apuesta a continuar con la efectividad de su aparato comunicacional para seguir imponiendo el modelo libertario. Por sobre todas las cosas, Milei fía en que cumplió con el “job description” que le dieron los votantes en 2023: bajar la inflación.